Esta traviesa rumana y yo nos conocimos en una biblioteca. Cuando salía de la biblioteca, se me acercó y me preguntó si quería tocarle las tetas. Sin dudarlo, le dije que sí. Cuando llegamos a su casa, se desnudó y me dejó tocarle sus jugosas tetas. Después de acariciarle las tetas, se quitó las bragas negras y montó mi polla.
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