A mi jefe pervertido le encanta verme tener un orgasmo. Así que no me sorprendió cuando me llamó a su oficina, me ató a una silla y me hizo sentarme en una máquina de consoladores. Después de sentarme en la máquina de consoladores, mi jefe me destrozó el culo con la máquina hasta que tuve varios orgasmos temblorosos.
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