Soy masajista y no hay nada que disfrute más que follarme a una zorra después de darle el masaje perfecto. Conocí a esta sexy turista en un bar y después de hablar un rato me pidió que la llevara a su casa y le diera un masaje. Después de que terminé de darle un masaje, empujé mi polla dentro de su coño y la follé con fuerza.
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