A mi esposa turca le encanta dormir todo el día. Así que cuando volví del gimnasio, le quité las bragas negras y deslicé mi polla dentro de su coño mojado. Después de follar su coño mojado por detrás, me la follé en posición del misionero. Luego pasé a follar su cremoso coño a lo perrito. A mi esposa turca le gusta tanto que le folle el coño que me rogó que no parara.
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