Me acaban de ascender en la oficina, así que decidí hacerme un masaje con aceite. Mientras me masajeaban, sentí que el masajista tocaba mi coño rosado, pero yo lo estaba disfrutando, así que no dije nada. Cuando el masajista estaba a punto de terminar de masajearme, lo convencí de que me follara el coño con un juguete sexual y su gorda polla.
Tienes que iniciar sesión para dejar comentarios en el muro. Por favor Iniciar sesión o Regístrate (gratis).